domingo, 9 de enero de 2011

GANAS

La cosquilla ha vuelto a asaltar mis dedos, el cursor que parpadea incita mi curiosidad, tengo ganas de escribir, simplemente ganas de decir algo… se lo que es, pero no se decir que será, así como X. V. es su inventar la verdad… pero ¿Qué verdad soy capaz de inventar? Fortuna ha girado sobre sí misma nuevamente, como siempre, como nunca; y no puedo decir que me sorprenda, estoy acostumbrado a sus reveses, su caprichoso afán, y heme aquí intentando satisfacer estas ansias, por completar unas cuantas líneas que tengan algo de cordura y si no, por lo menos un poco de coherencia.

Hoy desperté animado, los últimos días han transcurrido con insólita tranquilidad, sin espacio para dramas ni espasmos, que estoy a punto de acostumbrarme a esta quietud, pero un mar en calma es un mar muerto, del que no he de interpretar nada, porque ni la fatalidad puede seducirme en estos momentos. Será esta la plenitud, los 24 se acercan rápidamente, me emociona, tengo ganas de festejar y aunque creí que la duda se apoderaría de mi por el simbolismo que ese numero a llegado a tener en mis historias me siento cínicamente inocente.

Entregado a la lectura ávida, no como refugio, más bien como gozo, descifrando canciones viejas en nuevas versiones que me resultan agradables, creo que ese es el punto, la re-significación, mis viejas historias vistas a distancia se me antojan ahora diferentes, sin pesar, vistas ahora sólo como hechos que forman parte de mi y mí imagen que se ha modificado, tengo ganas de un nuevo sabor de café, de un nuevo aroma de tabaco, tengo ganas de ver hacia adelante sin preocuparme por lo pasado ni mucho menos por el futuro que se acomoda lentamente ante esta mirada de sosiega que traigo desde hace un tiempo.
Tengo ganas de comprar algunos CD`s que aunque han caducado me emocionan mucho, tengo ganas de caminar por el centro, de ir a Moneda, entrar en esos locales de bisutería barata y cargarme con collares y pulseras nuevos, porque casi ya no tengo, porque con el tiempo se han ido agotando, rompiendo, perdiendo, desgastando, tengo ganas de un anillo nuevo, de esos escandalosos que tanto se me parecen, porque ya casi no sueno.


La última vez firme como Ignatius deseoso y me sorprende darme cuenta que continuo así, deseoso pero no de un otro, aunque no se desdeñe la posibilidad porque seria falta pretensión, pero es que la otredad se me antoja como posibilidad, no como necesidad, porque en estos momentos descubro que únicamente necesito de mí, de ese yo que se siente complacido sin entender muy bien el cómo o los porqués de tal estado, pero que tampoco se agobia por no saberlos.

Tengo ganas de los amigos, de la conversa y la risa desenfadada por tonterías, por recuerdos del absurdo y la complicidad, tengo ganas de la vida como nunca antes las había tenido, pero lo mejor de todo es, que tengo ganas de no quedarme con ganas de nada, lugar común que no expresa sino mi disfrute en esta tregua que tanto tiempo me costo darme.

Ignatius satisfecho

No hay comentarios: