viernes, 24 de junio de 2011

El retorno de la esperanza

 

Comienza a llover, las tardes húmedas siempre seducen a la melancolía, algunas veces atraen los recuerdos y otras tantas me invitan a sumergirme en el amargo jugo negro y perderme entre las volutas, imágenes caprichosas en las que intento vislumbrar algo más que la muerte hecha humo.

Extraños presentimientos, extraños pensamientos, todo me resulta extraño, incluso la envidia de la extrañeza... dice el muro que dije hace cinco horas, y hace diecinueve, publiqué: Día pesado, loco y lluvioso... lo más curioso es a donde puede llevarme la mente y el deseo, citando al señor F. hay algo aquí enterrando fuertemente su colmillo; y lo mejor del caso es que me seduce.

Acaso he dicho más de lo que debiera, será que nuevamente se me escapa algo que quisiera retener, pero que en el intento dejo ir, sin darme cuenta. Somos hijos del deseo, éste nos expresa y gracias a él es que existimos: DESEO, cicatriz; dEsEO, la constelación luminosa y; él DeSeO sExo, que en la mirada se une ya para siempre, escribió el poeta.

¿Qué es lo que quiero decir? ¿De qué forma  lo estoy diciendo? El lenguaje es abstracto, acertijo y soberbia; sólo me queda la mirada deseosa, la embustera, ella que no tiene juegos ni retorica, que simple y llana, es concreta la muy cínica, porque todo lo da y nada se queda.

Este es el juego de las palabras, que en su absurdo, sólo representan eso, Deseo, a pesar mío, sobre mí, incluso. Es que se asomo en mí la esperanza, es que lo que un día creí perdido vuelve otra vez; he de decirlo, fuerte y claro, con con las cinco y nueve letras correspondientes, y las cinco más restantes. Deseo, Esperanza y Gusto.Male Nude, Ron Hurst

Pero cinco letras más aparecen, Miedo. Es la falta de costumbre, es la costumbre de lo olvidado.

Ha dejado de llover, pero hoy, incluso en la tormenta me siento a salvo.

 

 

 

 

 

Ignatius ,sólo Ignatius.