lunes, 25 de abril de 2011

Resurrección

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El día negro paso como una de esas nubes negras que últimamente aparecen amenazantes en el cielo, esas que anuncian tormentas impertinentes que complican el complicado curso de esta complicada cotidianidad… luego el letargo, una aspiración que llega a convertirse en abandono, ese que es parecido a la entrega, al olvido, al sueño que expresa el deseo, porque el deseo es primordial, garantiza la existencia y justifica nuestro ser.

Este hondo respirar me era necesario, me abstendré de dar los detalles, no quiero abrir heridas que empiezan a cicatrizar luego de los despojos, ahora empiezo a ser yo, sin explicaciones más allá de mí mismo, sin otro justificante que el deseo de la desintoxicación, destilarle como el veneno se destila por la herida, para empezar a sanar y llegar al fin a sentirme en paz conmigo mismo, porque aunque le convertí en fantasma –no por la fuerza trágica de la muerte, sino por la fuerza trágica de la pasión- he comprendido que mucho de eso que traigo a cuestas no es enteramente mío, sino suyo, porque incluso en la ausencia he querido hacer de tripas corazón para juntar los pedazos de una vida que se encargo de tirar en mil pedazos, pedazos que dejo aquí, allá, en todas partes, pedazos que nunca podre reunir para juntar un todo, rupturas que jamás podrán ya unirse pues si no tuve yo protestad en ellas en la vida, mucho menos la tendré ahora en la muerte.

Pero ya basta de lamentos y peroratas del absurdo, basta ya de conjurar sin nombres ni pecados, no quiero más el tedio de la angustia y el displacer de la forzada abstinencia del afecto sincero y pleno, por venerar un recuerdo, una ilusión, una espera que será sólo eso, espera agonizante que nunca colmara el desperdicio del tiempo, este tiempo que ya no tengo, que se escapa rápidamente ante mis ojos mientras los colmillos del auto-reproche se hunden en lo profundo de la herida sin manar sangre, porque ya todo se ha agotado.

Hoy quiero la resurrección del deseo,  la complicidad de los gustos desenfadados y tibios, el disfrute de los cuerpos y la plenitud de las miradas que se descubren sinceramente complacidas. Hoy despierto del ensueño y me quedo con la parte que me corresponde de ese amor cudusse noi ad una morte como punto final de esa linda primer historia, que entierro aquí, en estas líneas, historia para el recuerdo, sólo para eso, porque hoy luego del día negro quiero seguir hacia el encuentro de mí y mis deseos.

Ignatius de nuevo yaobtd, otra vez,

uno más que muerde el polvo.

lunes, 18 de abril de 2011

Día negro…

 

nu1df8Cerca, muy cerca estoy de la seductora idea de recordar un día que hoy aparece como una ensoñación, un deseo que nunca debió de cumplirse, pero que como muchas cosas en mi vida… ocurrió, no sin que pudiera darme cuenta, porque decir eso seria lo mismo que engañarme, porque cuando somos más vulnerables, cuando nos enfrentamos a la desnudez de los cuerpos, es justo ese el momento en que somos más sensibles, y así desnudos de cuerpo y alma como estuvimos aquella última ocasión, apenas sentir tu respiración sobre mi pecho supe lo que sucedería, puede reconocer el aliento de la muerte en el egoísmo de tus besos  y la extrañeza de tu mirada; pero aunque pude haberlo evitado la única y aplastante verdad es que no quise hacerlo.

¿Qué por qué no lo hice? No tengo que explicar los motivos, he escrito líneas enteras tratando de darle sentido a mi decisión, quien me conoce quien realmente me conoce sabe que todo lo que he dicho sobre ti no es más que un reflejo, porque desde aquella primera separación te has convertido en un espejo en el que intento justificar cada una de mis decisiones,un espejo velado que solo me devuelve imágenes trágicas  que se descomponen en equívocos repetidos, actos fallidos de llamadas inoportunas, de caricias resbalándose a la mitad de frases mustias y afectos fingidos, porque muy pronto te llevaste el amor, la fe y la inocencia de la que era capaz, y todo ocurrió sin que te dieras cuenta  porque no fue algo que hicieras con la ventaja de la alevosía, pues fui yo quien decidió entregarte todo esto y más aun, pero no te diste cuenta, nunca pudiste saberlo, lo tomaste sin preguntar para quien sabe que hacer con todo ello, si de algo fuiste realmente culpable es que nunca estuviste satisfecho, siempre querías más, más de lo que tenia, más de lo que podía darte y merecías, lamentablemente la mayoría de las ocasiones  siempre obtuviste ese extra que ahora me pregunto de dónde pude sacarlo.

Tal vez eso sea el amor, dar más de lo que no tienes, de lo que te piden, de lo que quieres, avasallar al otro y quedarte debiendo a ti mismo, porque es lo único que realmente poseemos, lo que verdaderamente es nuestro, y tanto di que me quede sin nada para mi, por eso intento llenar espacios, saldar esa deuda propia que ha ido creciendo a lo largo de estos casi dos años de tu ausencia, que es la mía propia, porque ahora que parece que tengo tanto para dar no estas tú, no hay nadie con quien compartirlo, porque ahora yo soy el que lleva el egoísmo entre los labios y tiene la mirada extraña porque soy egoísta hasta conmigo mismo y extraño, ajeno de la voluntad de este mundo.

Viene, viene el día negro, ese día que te vi por ultima vez, viene el día que nos arrebatamos todo, cuando la cuenta quedo perdida ya para siempre, porque nunca volveríamos nunca a hacer nada el uno por el otro, porque ya no había nada que hacer porque ya todo estaba decidido, viene el día negro, aquel cuando la gloria de el recuentro de la carne se convirtió en absurda pasión de la vida y su antítesis.

Llega el día negro, llega como el agua hasta el borde, y no quiero, ya no quiero ser ni tu mártir ni reflejo sólo quiero ser yo, sin deudas ni contigo ni conmigo. Vete ya día negro, vete que ya no tengo nada para vos, que tanto te he dado, vete que ahora quiero algo para mi.