lunes, 14 de marzo de 2011

La falsa impresión

 

The_Wrestlers, Thomas Eakins (1844-1916)El problema del análisis es que las personas vienen con la necesidad de saber que hacer, sin embargo la responsabilidad de la acción es propia, el análisis nos ayuda a comprender las razones que nos llevan a actuar de determinada forma, sin embargo mi trabajo tras el escritorio o el diván no consiste en decir a los que me consultan “que tienen que hacer” sino ayudarles en el descubrimiento del por que lo hacen.

Sin embargo ese descubrimiento resulta atemorizante, más intimo y peligroso aún resulta el propio descubrimiento, la relación que se establece con el otro, tener las preguntas justas, los silencios apropiados, callar la propia conciencia y olvidarse un poco del sí mismo para ser otro que escucha atento y descubre, escrudiña, analiza.

Pero no todo es desprendimiento, las facturas llegan tarde o temprano, ni dices a los otros que hacer, pero tienen que decidir que harás tu mismo con lo que sea que traigas a cuestas.

El análisis me hizo descubrir una vez más en la otredad en mí mismo, los objetos carecen de valor, es el vinculo lo que importa, no todos los significantes tienen el mismo significado, la casualidad es sólo una defensa, la causalidad es el absurdo, paradójicamente inapelable.

Por eso vuelvo sobre mis pasos, a relamer las heridas de antaño que aunque cicatrizadas  vuelven a sangrar de vez en vez, ora por que alguien te nombra sin pensarlo, ora porque el recuerdo aparece así de súbito.

Recordar tu nombre, la historia, la circunstancias, es que no soy el único que a atravesado el laberinto de Asterion, para enfrentarse no con un mito, sino con el monstruo interior.

Y no debería destilar más aquellos tiempos que hoy se me antojan aciagos, a falta de un presente y un futuro en complicidad, porque lo vivido aun sigue aquí, pétreo, marmoleo sin poder exorcizar las culpas que no hubo o los despojos que sobraron.

Ahora nuestra confrontación se dio en la conversa inocente que se tienen sobre la mesa, tímidamente te apareciste en las dos últimas canciones y luego en cada una de aquellas que componen el único disco que me regalaste, de una Guapa española de voz incomparable, que con el grupo de los que adoran al pintor holandés que se arranco la oreja, como yo me estoy arrancando la fe, por no comprender Mi vida sin ti, inventando Cuantos cuentos cuento, en estas líneas y para mi mismo.

Esta es la falsa impresión… esa que has quedado en el pasado, cuando aun después de todo te empeñas en seguir estando aquí.

 

Ignatius profesando