Vendrá la muerte oculta entre tus labios
justo ahora cuando dejo escapar el ultimo aliento,
en esta hora cuando recuentos y arrepentimientos
se mezclan en lo absurdo de la agonía.
Será entre la alucinación de tus brazos
que perderé el inútil combate de negar tu ausencia,
porque siempre tuve la seguridad que al final
nuestros tactos se encontrarían,
mi helado tacto que se derrite con lo perene de tu abrazo.
Jamás temí a la salmera hoz ni al rictus de su filo,
el espanto se aferro a la idea de tu llegada
este momento cuando tus ojos avaros se vuelven contra mi en el reproche,
qué culpas vengo cargando, qué disculpa sigo debiendo.
No puedo sino al fin cerrar los ojos y aceptar sin miramientos
eso que se oculta entre tus labios
que es lo mismo que fulgura en tu mirada
lo nunca dicho, lo aceptado, lo negado, lo vivido.
Aceptar que el fin ahora llega contigo,
pronunciar que: yo se que tengo culpa,
que yo se que debo disculpas,
y dejarme llevar por ti,
tu abrazo y tu ira,
por este
sendero de amor
sin promesa, sin pensarlo
y quizá sin desearlo
andaremos
juntos.