viernes, 4 de enero de 2013

El giro de Fortuna

 

tsarouxis 041Yiannis Tsarouchis, GreeceEscribo a destiempo, en medio de estas paredes, testigos de los momentos de desasosiego, tempestad y transcurrir de horas aburridas, esta oficina que ha escuchado más de un secreto e incluso a visto rodar algunas lagrimas en medio de la confrontación del contra el sí mismo de aquellos que buscan un consuelo para las dolencias que surgen del inconsciente. Escribo para no perder la costumbre del recuento, el vicio de analizar lo ocurrido durante los días que hoy ya forman parte del pasado, para dejar una huella concreta de lo vivido a lo largo del ciclo, para recordar que Fortuna en su incansable marcha de arriba abajo de abajo a arriba, intenta llevar sobre sí el peso de la vida misma.

El 2012 encontró su fin, fue desde su inicio el año de las especulaciones, lo que me hace recordar que he sobrevivido ya a dos finales del mundo, recuerdo que en la infancia todo se solía postergar al año 2000, recuerdo que aquella fecha también se anunciaba como el final de nuestros tiempos, pero a pesar de la sospecha sobrevivimos al milenio y desde entonces la profecía se enunciaba para el 2012, año en que los mayas de acuerdo a la creencia de algunos, aseguraban atestiguaríamos el fin del mundo, sin embargo la fecha prometida paso sin más, el 22 de diciembre desperté abrazado a él, ya sin las preocupaciones mundanas del trabajo y preparado para disfrutar del ocio de unas merecidas vacaciones.

Sin embargo hay quienes aseguraban que los mayas nunca hablaron del  fin del mundo, lo que profetizaban era el inicio de una nueva era, el inicio de un nuevo ciclo en la historia –aunque creo haber dicho ya en algún momento que la historia nos ha superado en más de una forma a todos aquellos que formamos parte de esta generación. Y si de historias hablamos, creo no equivocarme al asegurar que la profecía de los mayas tuvo hondo efecto en mi propia historia, el 2012 fue sin duda alguna un año que cambio por completo el rumbo de mi vida, esta historia que se viene escribiendo desde 1987 y que a fe mía nunca volverá a ser la misma, porque aunque cada año ha tenido su peculiar color en las paginas que forman mi libro, algunas más oscuras que otras, el 2012 quedará para siempre marcado como el año del encuentro.

¿Será que el rito de la uvas cumplió al fin su sortilegio? ¿Acaso la fe puesta en aquellos deseos tuvo a bien cambiar el orden de las acontecimientos? Lo cierto es que al inicio del año, pocas cosas tenían sentido, al punto de llevarme a un periodo de inactividad que casi me obliga a lanzarme por completo al vacío, pero finalmente me obligue a mí mismo a continuar sin saber exactamente el porqué, quién se hubiera imaginado que la repuesta llegaría a los pocos días cuando en medio de la tempestad me había entregado de lleno a la soledad, fue entonces que al fin lo encontré, era él, mi andrógino perdido, aunque de momento no supe definirlo, pero fue desde aquel primer encuentro que puede sentir el  llamado, pues apegado a la máxima que reza “somos piel”, fue la piel la que sin dudarlo reacciono a su presencia, con la seguridad de que algo más que el gusto se había despertado, era pues, el deseo hecho realidad.

Aunque al principio el temor fue por la senda equivocada de la sordera y con los ojos vendados, la ilusión fue creciendo hasta convertirse en curiosidad, fue entonces que pase del plano de la ideación al plano de la realidad, al plano de contacto y la construcción, atravesando por lo pasillos de la incertidumbre, la duda y la confesión, para llegar así al sendero del amor, a la comunión de la pareja y la plenitud de la felicidad.

Sin embargo para llegar ahí tuve también que arrojarme al mar del inconsciente, llegar por fin a la isla del análisis, la confrontación conmigo mismo, no en la imagen del autoanálisis de la palabras que escrito aquí, porque ahora comprendo también que aunque la palabra escrita puede ser también una terapéutica, no puede sustituir la bondad de la cura que se encuentra en la palabra, pase inadvertidamente del teclado al diván, para desenterrar los demonios del pasado que aunque silenciados seguían desde el silencio movilizando síntomas que poco a poco de han ido atenuando, comprendí la importancia de decir las cosas más que escribirlas, aprendí también que lo que en el silencio se esconde la complacencia, que confrontar el miedo es la única forma de vencerlo y que finalmente más que víctima he sido mi propio victimario, que en el afán de retenerlo todo, he perdido mucho pero que al final del día es el amor, el verdadero amor, lo que moviliza el deseo.

Hoy mi vida es más plena, estoy al lado del amor de mi vida, la luz de la esperanza con la que intento construir un futuro, una vida juntos, estoy con él, que me ha preguntado ¿porqué me amas? y aunque he intentado contestar de muchas formas esa pregunta se que te amo por los días compartidos, por la noches de desvelo, por tu sueño tranquilo y tu respiración entrecortada al dormir, te amo por la conversa, por tus argumentos, te amo por el temor y con el temor mismo que inspira el temor, te amo por la sinceridad de tus caricias, por la palabras del deseo en la hora del deseo, te amo por la simple que puede ser tu humor, te amo por tu risa y por la risa que me arrebatas sin siquiera proponértelo, por tu desorganización y  tu inteligencia, por tu impuntualidad y tus ganas de hacerme feliz, te amo por la felicidad que me produce amarte, te amo por los momentos en que nos ponemos serios al reconstruir, te amo por la música y por tus lentes, por los mensajes y las caritas que pones en ellos, por los buenos días y el humo, te amo por la preocupación que demuestras en el naranja en el amarillo y el rojo de cada cuatro meses, te amo porque me conoces hasta el espanto, te amo por el paralelismo que somos, casi rayando en el mimetismo pero sin llegar a tanto, porqué aun en la comunión somos singulares, te amo por compartir tus alegrías, tus triunfos y las ocasiones en las que el espanto se atreve a salir, te amo por el apoyo y por ser tu apoyo, te amo incluso en el equivoco y te amo aun más por ser quien eres y como eres, te amo simplemente porque quiero amarte, porque tu presencia, tu sola presencia me hace los días.

2012 fue el año del encuentro, encuentro conmigo mismo, encuentro del amor, la felicidad y la dicha, el año de encontrarte Abraham, de reencontrar mi camino, y aunque también hubo incertidumbre –la sigue habiendo en más de un sentido- puedo decir que fue el año en que mi vida encontró su cause y su causa, fue el año de la construcción, la reconstrucción y nuevos significados.

Ahora Fortuna gira otra vez sobre sí misma, el ciclo vuelve a comenzar y aunque el futuro trae por si mismo incertidumbre se que puedo seguir adelante, pero no solo seguir por seguir, sino con la convicción de saber a dónde quiero llegar y con quién quiero hacerlo. 2013 inicia no puedo decir que este preparado para todo lo que traiga consigo, pero se que a su lado, cualquier cosa será más sencilla, se también que mis amigos me acompañan que mi familia a pesar de los rescoldos que se volvieron llamaradas también me impulsa, pero se que casi a mis 26 hoy más que nunca quiero continuar, atreverme a recorrer este camino hasta el final.

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