sábado, 23 de enero de 2010

Rumba


Sábado desentendido de marañas mentales y preocupaciones desmedidas. La noche se aproxima lentamente como cualquiera otra, pero aunque el colchón sea el mismo, los sueños son diferentes; pero hoy mis sábanas me extrañarán, pasare la noche fuera, en medio de marabunta desenfrenada por estridente música sicalíptica, hedonismo etílico desbordado y el éxtasis insaciable de los cuerpos desorbitados.

Puede que halla caricias, que pruebe más de un sabor de labios desconocidos que ni siquiera lleguen a pronunciar mi nombre, o incluso que mi piel reaccione una y otra vez al rose de otro cuerpo que inconsciente me haga sentir fuera de mi mismo, que mi ojos se hundan con desasosiego en un impúdico dorso exhibicionista que como muchos, andará desarmado de vergüenza inútil. Puede que gire mientras bailo, como las volutas de mi cigarro y como ellas también hacienda al frenesí del sin sentido.

Sí puede que todo eso pase, ya lo creo, porque hoy saldré de rumba por la noche.

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