viernes, 20 de abril de 2012

Declaraciones

Amar es una sed, la de la llaga
que arde sin consumirse ni cerrarse,
y el hambre de una boca atormentada
que pide más y más y no se sacia.


Amar es una insólita lujuria
y una gula voraz, siempre desierta.

X.V. Amor Condusse Noi Ad Una Morte

 

Yiannis Tsarouchis _2Me dijeron que iniciar un texto con una pregunta, no es la forma más afortunada de hacerlo, sobretodo sino tienes la capacidad de hacer la pregunta correcta, vuelta sobre mí mismo, porque mi profesión se basa en hacer las preguntas justas en los momentos indicados, vuelta otra vez, la pregunta seria entonces ¿cómo hablar de ti?.

Creo sin temor a equivocarme que hablar de ti, va más allá de la fotografía que tengo en el celular y que no me caso de ver a cada instante, esa que tomamos aquella tarde después de la comida de los chinos, esa en la que mi felicidad no se refiere a una sonrisa como pose, sino como un estado de plenitud que contadas veces he alcanzado, una felicidad que no se aprecia en los labios sino en los ojos.

Hablar de ti, es también hablar de lo hablado, esas incontables horas en las que la conversa, lo único que puede realmente unir a los humanos, parece nunca acabarse, porque entre interrupciones de estafadores pidiendo monedas, pseudoestudiantes vendiendo paletas, chiles, cigarros y pensamientos que se encentraron en la red, o de esotéricos zalameros que pueden ver el color del aura, las palabras parecen no agotarse, mucho menos las risas y esas miradas que se me escapan llenas de sorpresa al descubrir cada nuevo gesto del que eres capaz, y esa emoción que se contagia cuando llegamos a ese punto de clímax donde parece que desentrañamos grandes secretos, cuando el secreto más grande es el de poder estar justo ahí con tus manos entre las mías, compartiendo el tiempo que injusto, nunca es suficiente para estar a tu lado.

Hablar de ti, es hablar de tu nombre, que son las cinco letras del deseo, porque la h es muda y no cuenta; es hablar del primer y ultimo pensamiento durante el día, y los más de cien mensajes enviados, mensajes que dicen lo mismo de diferentes formas, pero que son la forma de sentirme cerca de ti, porque hablar por teléfono no es lo mío. Es también hablar de esos momentos en que se me escapan las palabras y en su ausencia solo esta el silencio de la avasalladora sorpresa de los detalles.

Es hablar también de la espera que se vuelve ansia y desesperación por verte llegar, y hablar claro de  la necesidad, los te quiero y te extraño, sin el peso del dramatismo.

Es hablar de pequeñas edades de hielo, no se que me das y… me conformo, hablar de la oreja de un pintor irlandés, juegos infantiles y Madres Patrias, es hablar con personajes y de personajes, de mitos de Edipo, Pechos buenos, malos y trabalenguas, de psicóticos, neuróticos y perversos, hablar de colegialas y ninjas y muchos de lo que el oriente nos devuelve con grandes sorpresas.

Es también hablar de cinco cucharadas de azúcar que compensan la usencia de la misma en mi café, es hablar del gusto por el humo perfumado con mentol del que somos aficionados, y la oposición de lo lacio de tu cabello con los risos del mío. Pero más importante que hablar de ti, es hablar contigo, porque hablar de ti seria más bien una complacencia egoísta de mi parte, cuando lo que de verdad deseo y lo declaro así, es estar contigo.

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