martes, 27 de marzo de 2012

CURIOSIDAD

Dicen que la curiosidad mato al gato, pero cómo resistirte a tremendo cascabel, si la sospecha es un impulso tan grande que nos obliga a buscar donde no hay, a encontrar donde todo esta dicho, pero mantenernos al margen de esa tempestuosa necesidad de saber es como aceptar el aplastante peso de la incertidumbre.

Sé que no debería hurgar en el mundo de las suposiciones, pero esa actitud solapadamente sospechosa que se me antoja un cuanto tanto perversa, puede muchas veces justificarse en la experiencia, porque en ocasiones la sinceridad se escapa del grifo a cuenta gotas; la diferencia entre descubrir y la curiosidad es precisamente la necesidad, el descubrimiento se da poco a poco, aceptando como cierto lo que el otro quiere y esta dispuesto a dar, pero el baile de mascaras siempre genera sospechas, el león creé que todos son de su condición, vuelta a los felinos, entiéndase, la suspicacia del asecho, y en este juego a no muy pocos les gusta ser presa.

Sera entonces parte del instinto de conservación que preferimos adelantarnos a la fatalidad de la incomodidad de la verdad, por eso nos empeñamos en buscarla per se, para que su luminosidad no nos tome por sorpresa, eso que dentro del análisis llamamos fantasías auto-cumplidas, o responderá más bien a ese “querer saber todo lo tuyo / ya la vez un temor de al fin saberlo” que sentenció X.V. porque aunque nos atemoriza la verdad, es mejor andar con conocimiento de causa, que pecar de ignorante ingenuidad.

Pero la curiosidad no se limita sólo a la sospecha, es también un juego de aproximación, el conocer gustos, disgustos, anhelos y pasados, para crear expectativas, para estar a la altura de no se sabe quién,  para saber siquiera si hubo algún día un quién contra el cual competir, porque por muy seguros que nos sintamos, la idea de pensar en un nosotros, esconde tras la puerta del sótano la historia de los otros, que son como fantasmas que siempre andan rondando en la fantasía de ese inconsciente común que se forma de la encantadora sumatoria de hechos que vamos articulando entre llamadas, mensajes, inocentes publicaciones a ojos extraños que al final resultan no ser ni extraños ni mucho menos palabras inocentes, porque todo al final tiene un propósito, porque no es la casualidad sino la causalidad la fuerza primigenia de la vida.

d_383_01Y si es la sospecha o el deseo ¿porqué no preguntar de frente? ¿qué nos obliga a jugar a la astucia de la anticipación?, más aun cuando queda claro que sea cual sea la motivación, temor o deseo –dos caras de la misma moneda- es aquí donde inicia la fractura misma del nosotros ,cuando aun no es ni siquiera un tú más un yo, sino simplemente dos yo que andan queriendo descubrirse juntos.

Cómo sea, en estos tiempos donde la privacidad es un lujo que nadie posee, sigo nadando entre fotos y líneas, entre mensajes y llamadas, entre publicaciones y entradas de blog como esta, que me ayuden a soportar, que satisfagan el deseo, no me queda claro si por sospecha o por la necesidad de la aproximación, y si peco de inocente –que no lo soy- simplemente por la necesidad de saber, reitero, simplemente de saber de ti, para construir quizá y sólo quizá un nosotros. 

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